Racionalidad Limitada
El concepto de racionalidad limitada (bounded rationality en inglés) surge con el intento de Herbert Simon de desarrollar una teoría más realista del comportamiento que la teoría de la racionalidad económica prevalente en la década de 1950. Según Simon, la racionalidad limitada se refiere a los principios racionales que guían el comportamiento de las personas reales, y asume que el comportamiento real no persigue ningún tipo de optimización. Para Simon, la racionalidad limitada no es irracional, sino que es la respuesta inteligente y adaptativa de organismos con recursos cognitivos y tiempo escasos que interactúan repetidamente con un entorno que tiene estructura. Esta visión de la racionalidad limitada propone que las personas—y otros animales—toman decisiones siguiendo procesos sencillos y que utilizan poca información conocidos como heurísticas.
Procesos de Decisión
El director de una empresa que debe decidir si lanza un nuevo producto desconoce a cuánta gente le interesará, cuánto estará dispuesta a pagar, contra qué productos competirá, y cuál es el mejor momento para el lanzamiento—entre muchos otros interrogantes. Ante tal incertidumbre, ¿cómo decide el director? ¿qué información utiliza? ¿cómo explora la información? ¿cómo la combina? La evidencia muestra que en situaciones complejas o de gran incertidumbre, los procesos de decisión no son complejos sino sencillos. Estudiar las heurísticas que utilizan las personas es una de las áreas de interés clave del laboratorio.
Estructura del Entorno
¿Cuál de los dos candidatos preferimos para ocupar una posición de profesor? ¿Valoramos todas las razones y las pesamos según su importancia? Una alternativa plausible es la heurística “take the best” que consiste en identificar la dimensión más importante y decidir con base en ella. En este caso, podríamos elegir al candidato que haya publicado más artículos. ¿Es esta una buena heurística? La respuesta depende de la estructura del entorno. Si el número de publicaciones está íntimamente relacionado con la calidad de un candidato, entonces sí será una buena heurística. Este ejemplo ilustra una idea fundamental. Si usamos diferentes heurísticas para tomar decisiones en diferentes situaciones, entonces no debemos preguntarnos si una heurística es buena o mala, sino preguntarnos si una heurística es adecuada para un entorno determinado. Según Gigerenzer, “una heurística es ecológicamente racional según el grado en que está adaptada a la estructura del entorno.” Por tanto, para evaluar una heurística debemos estudiar el entorno.
Información y Aprendizaje
En la mayoría de las decisiones importantes—y también en las no importantes—no disponemos de un manual de instrucciones donde consultar los aspectos relevantes a considerar. Desconocemos la totalidad de las opciones disponibles, sus consecuencias y sus probabilidades de éxito. No obstante, disponemos de herramientas para afrontar esta incertidumbre. Una forma es buscar información. ¿Cómo y cuánto buscar? Las teorías de decisión más prevalentes (expected utility theory, prospect theory) omiten esta pregunta. Para Herbert Simon, la búsqueda de información representa el proceso cognitivo primordial, la esencia de la toma de decisiones. Nos interesa descubrir qué patrones de búsqueda siguen las personas y cómo éstos dependen de la situación. Una década de evidencia muestra que las decisiones que se toman después de buscar información son drásticamente diferentes que aquellas que se toman cuando esa misma información está disponible sin buscarla. Otro mecanismo para reducir la incertidumbre es aprender de las consecuencias de nuestras propias decisiones. Por tanto, ante situaciones de incertidumbre, los procesos de decisión suelen involucrar mecanismos de aprendizaje (e.g., reinforcement learning, instance-based learning). Entender estos mecanismos de aprendizaje no sólo nos permitirá mejorar nuestras decisiones, sino que nos permitirá mejorar las aplicaciones de dispositivos que utilizan la inteligencia artificial y que también necesitan algoritmos de aprendizaje para tomar decisiones autónomas.
Fomentar Mejores Decisiones
¿Son las personas con sobrepeso culpables de su condición? Los estudios recientes muestran que las decisiones de alimentación dependen en gran medida del entorno en que se toman. Por ejemplo, el orden en que se disponen los diferentes platos en un comedor escolar influye en los platos que los estudiantes eligen para comer. Ellos son libres de elegir lo que quieran, pero el responsable del comedor—quiera o no—ejerce una gran influencia sobre el bienestar de los estudiantes. Entender cómo la gente toma decisiones y cómo éstas dependen de la situación nos permitirá diseñar entornos que favorezcan mejores decisiones. Esta línea de conocimientos tiene aplicación directa en la ergonomía y la interacción humano-ordenador. Tradicionalmente desde una perspectiva más práctica, estos enfoques han buscado adaptar la situación para mejorar el comportamiento y las decisiones.